El supertifón Ragasa ya es la tormenta más poderosa del año en el Pacífico, que mantiene en vilo este martes a todo el sudeste asiático tras su devastador paso por el norte de Filipinas y su avance hacia las costas del sur de China. Las imágenes captadas desde la Estación Espacial Internacional por el astronauta japonés Kimiya Yui muestran la magnitud del sistema, con un gigantesco remolino cubriendo centenares de kilómetros del mar de China Meridional.
En Filipinas, Ragasa tocó tierra el lunes en la provincia de Cagayan con vientos sostenidos de 215 km/h y rachas superiores a 265, provocando deslizamientos de tierra, inundaciones y daños generalizados en carreteras y viviendas. Según el último balance del Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Riesgo de Desastres (NDRRMC), al menos tres personas han muerto, nueve han resultado heridas y cinco permanecen desaparecidas.
Más de 17.500 residentes han tenido que abandonar sus hogares, mientras las clases presenciales siguen suspendidas en decenas de provincias afectadas por las lluvias. El país, que sufre cada año alrededor de veinte tifones, encara además una oleada de críticas por los millonarios proyectos anticorrupción de control de inundaciones que, según denuncias, no se han ejecutado o presentan graves deficiencias. Filipinas todavía recuerda la avalancha de seis tormentas tropicales consecutivas del año pasado, que dejaron al menos 164 muertos y afectaron a diez millones de personas.
Ragasa llega al sur de China
El impacto del ciclón se siente ahora en el sur de China. La provincia de Cantón elevó hoy al máximo la alerta por el supertifón, que podría tocar tierra entre Shenzhen y la península de Leizhou entre la noche del martes y la mañana del miércoles. Las autoridades han ordenado la evacuación preventiva de unas 400.000 personas en áreas de riesgo, la suspensión del tráfico ferroviario y aéreo y el cierre temporal de centros escolares y actividades económicas. El Centro Meteorológico Nacional prevé vientos sostenidos superiores a 200 km/h, rachas de hasta 260 y lluvias torrenciales que podrían acumular más de 300 milímetros en algunas zonas, con riesgo elevado de marejadas ciclónicas e inundaciones costeras.
Hong Kong, a unos 400 kilómetros al sureste del ojo del tifón, también se prepara para el impacto. El jefe del Ejecutivo, John Lee, anunció un plan de emergencia con la apertura de refugios temporales, la suspensión de clases y una drástica reducción de operaciones en el aeropuerto internacional, donde ya se han cancelado cientos de vuelos hasta el jueves. Supermercados y ferreterías registran largas colas de residentes en busca de provisiones y materiales para proteger sus viviendas, en escenas que evocan el devastador paso del tifón Mangkhut en 2018. El Observatorio de Hong Kong alerta de que Ragasa podría mantener su intensidad máxima al aproximarse a la ciudad, con vientos equivalentes a un huracán de categoría 5.
China ha desplegado más de 30.000 efectivos de emergencias para garantizar suministros, atender rescates y reforzar infraestructuras en la franja costera de Cantón y en el estrecho de Qiongzhou, donde se han evacuado trabajadores de plataformas eólicas en alta mar y se ha ordenado la suspensión del tráfico marítimo y ferroviario.
Ragasa es ya la decimoctava tormenta del año en el Pacífico y continúa como un tifón de categoría 4 con vientos de 230 km/h. Con un radio de acción de unos 320 kilómetros, el temporal ha perdido algo de intensidad en las últimas horas.
Según las autoridades filipinas, al menos tres personas han muerto, nueve han resultado heridas y cinco permanecen desaparecidas.
El supertifón Ragasa ya es la tormenta más poderosa del año en el Pacífico, que mantiene en vilo este martes a todo el sudeste asiático tras su devastador paso por el norte de Filipinas y su avance hacia las costas del sur de China. Las imágenes captadas desde la Estación Espacial Internacional por el astronauta japonés Kimiya Yui muestran la magnitud del sistema, con un gigantesco remolino cubriendo centenares de kilómetros del mar de China Meridional.
En Filipinas, Ragasa tocó tierra el lunes en la provincia de Cagayan con vientos sostenidos de 215 km/h y rachas superiores a 265, provocando deslizamientos de tierra, inundaciones y daños generalizados en carreteras y viviendas. Según el último balance del Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Riesgo de Desastres (NDRRMC), al menos tres personas han muerto, nueve han resultado heridas y cinco permanecen desaparecidas.
Más de 17.500 residentes han tenido que abandonar sus hogares, mientras las clases presenciales siguen suspendidas en decenas de provincias afectadas por las lluvias. El país, que sufre cada año alrededor de veinte tifones, encara además una oleada de críticas por los millonarios proyectos anticorrupción de control de inundaciones que, según denuncias, no se han ejecutado o presentan graves deficiencias. Filipinas todavía recuerda la avalancha de seis tormentas tropicales consecutivas del año pasado, que dejaron al menos 164 muertos y afectaron a diez millones de personas.
El impacto del ciclón se siente ahora en el sur de China. La provincia de Cantón elevó hoy al máximo la alerta por el supertifón, que podría tocar tierra entre Shenzhen y la península de Leizhou entre la noche del martes y la mañana del miércoles. Las autoridades han ordenado la evacuación preventiva de unas 400.000 personas en áreas de riesgo, la suspensión del tráfico ferroviario y aéreo y el cierre temporal de centros escolares y actividades económicas. El Centro Meteorológico Nacional prevé vientos sostenidos superiores a 200 km/h, rachas de hasta 260 y lluvias torrenciales que podrían acumular más de 300 milímetros en algunas zonas, con riesgo elevado de marejadas ciclónicas e inundaciones costeras.
Hong Kong, a unos 400 kilómetros al sureste del ojo del tifón, también se prepara para el impacto. El jefe del Ejecutivo, John Lee, anunció un plan de emergencia con la apertura de refugios temporales, la suspensión de clases y una drástica reducción de operaciones en el aeropuerto internacional, donde ya se han cancelado cientos de vuelos hasta el jueves. Supermercados y ferreterías registran largas colas de residentes en busca de provisiones y materiales para proteger sus viviendas, en escenas que evocan el devastador paso del tifón Mangkhut en 2018. El Observatorio de Hong Kong alerta de que Ragasa podría mantener su intensidad máxima al aproximarse a la ciudad, con vientos equivalentes a un huracán de categoría 5.
China ha desplegado más de 30.000 efectivos de emergencias para garantizar suministros, atender rescates y reforzar infraestructuras en la franja costera de Cantón y en el estrecho de Qiongzhou, donde se han evacuado trabajadores de plataformas eólicas en alta mar y se ha ordenado la suspensión del tráfico marítimo y ferroviario.
Ragasa es ya la decimoctava tormenta del año en el Pacífico y continúa como un tifón de categoría 4 con vientos de 230 km/h. Con un radio de acción de unos 320 kilómetros, el temporal ha perdido algo de intensidad en las últimas horas.
20MINUTOS.ES – Internacional