Pablo Alborán vuelve a donde todo empezó. A ese Kilómetro 0 de la Puerta del Sol de Madrid en que dio sus primeros pasos -de manera literal, además- en el mundo de la música hace ya 15 años. Con la madurez que dan los años y un tiempo de reflexión y silencio tras un duro trance por la enfermedad de una «personita» muy unida a él, vuelve con un nuevo trabajo en el que mezcla su inconfundible esencia con un sonido más innovador.
«Las tormentas te desarman un poco y te cambian el concepto que tienes de la vida y de las cosas en general: la fama, el dinero, el amor, las relaciones, el placer o los amigos»
«Estas canciones están escritas para recordarme dentro de un tiempo, cuando vuelva a estar mal o a tener un problema, porque la vida siempre es así, lo feliz que uno puede ser»
«No sanas hasta que no te rompes del todo, eso está claro. Hay que romperse del todo para poder sanar»
«Estoy en plan disfrutón, pero también con la obsesión de poner en primera línea las baladas y la emoción. Estoy en ese momento de querer realmente ser salvajemente clásico»
«Hay veces que estoy viendo una serie y me veo con el teléfono en mano. Es una pesadilla. El momento que vivimos es complicado para conectar con nosotros y con el arte en general. Todo está amenazado»
«Necesitaba tener un un cubo de basura donde echar todas las opiniones que tengo sobre el ‘clickbait’ o las ‘fake news’, porque el mundo entero al final se rige por lo que una pantalla te dice que tienes que creer, y eso me parece muy peligroso. Estamos deshumanizados completamente
«Sí que me fijo en los artistazos que surgen y me vuelven loco. ¡Y veo lo clarísimo que lo tienen todo! Saben posar ante la cámara y hacer música a través de un teléfono. Y es brutal y superpositivo, pero también creo que falta el factor sorpresa»
«No debería existir una opinión (sobre el conflicto de Gaza). Deberíamos pensar todos lo mismo. No hay una opinión de si existe o no una matanza, porque es algo que está ahí y que estamos viendo todos que es una barbarie. Lo mínimo que podemos hacer para no perder la poca dignidad que nos queda es no quedarnos callados»
El malagueño lanzará en noviembre su séptimo álbum de estudio, ‘KM0’, y se embarcará en 2026 en una gira mundial.
Entrevista
El malagueño lanzará en noviembre su séptimo álbum de estudio, ‘KM0’, y se embarcará en 2026 en una gira mundial.
Pablo Alborán vuelve a donde todo empezó. A ese Kilómetro 0 de la Puerta del Sol de Madrid en que dio sus primeros pasos -de manera literal, además- en el mundo de la música hace ya 15 años. Con la madurez que dan los años y un tiempo de reflexión y silencio tras un duro trance por la enfermedad de una «personita» muy unida a él, vuelve con un nuevo trabajo en el que mezcla su inconfundible esencia con un sonido más innovador.
¿Habría imaginado, hace 15 años, todo lo que le ha pasado?
Qué va. Yo no me imaginaba nada. Nada de nada. Yo he ido haciendo mi camino sin pensar qué podía pasar y qué no, y dejándome sorprender, pero lo que sí siento es mucho agradecimiento por lo que ha pasado y por lo que está pasando ahora. Eso hay que valorarlo. Tengo mucha suerte y, aunque trabajamos como locos, es muy bonito sentir el cariño de la gente. Me siento muy querido.
KM0 suena a punto de partida. ¿Lo es?
El kilómetro cero, para mí, no es retroceder, es cantar como si fuera la primera vez. Es un poco recuperar un poco esa sensación de impulso, ¿no? De hacer las cosas casi por intuición, por instinto, como el niño de cuando era pequeño, cuando el corazón no sabía mentir. Es una sensación que he podido recuperar porque la vida me lo ha puesto así, por todo lo que pasó este año en mi casa, en mi familia, que pasamos por un proceso complicado de una enfermedad. Y, obviamente, no vuelves a ser la misma persona. Las tormentas te desarman un poco y te cambian el concepto que tienes de la vida y de las cosas en general: la fama, el dinero, el amor, las relaciones, el placer o los amigos. Este disco es muy contundente en sus mensajes y hay un importante homenaje a la vida.
«Las tormentas te desarman un poco y te cambian el concepto que tienes de la vida y de las cosas en general: la fama, el dinero, el amor, las relaciones, el placer o los amigos»
¿Le ha cambiado ese mal momento personal?
Me ha cambiado por completo. Nos ha cambiado a todos en casa. Porque te tiembla el suelo, porque de pronto le ves las orejas al lobo. Ya no quiero perder el tiempo en ciertas cosas. Esta persona se ha curado, y, cuando eso pasa, tú vuelves a la vida y te das cuenta de que se estaban gestando canciones en mitad de toda esa tormenta y yo no lo sabía. De hecho, si eso no hubiera salido bien, yo no habría vuelto a la vida pública ni loco. Me encontré con la página en blanco, me encerré en mi casa y empecé a escribir y escribir, a veces sin dormir. Era animal, era tremendamente animal. Fue como si fuera un animalillo que intuitivamente buscaba estímulos. Como un niño.
¿Alguna vez ha perdido el foco de por qué hace música?
Creo que no nos damos ni cuenta, pero la vida, la sociedad, el ritmo, el sistema… Todo nos mete una prisa que no tenemos por qué tener. Este disco, por ejemplo, se ha gestado también desde la calma, desde de poder equivocarme, revisar las canciones, cambiar de productor, los arreglos, y volver a empezar. Existe una libertad en ese proceso que no siempre he tenido pero que, cuando se da, es muy liberador, porque sientes que tienes margen de error y puedes buscar la expresión más honesta de tu canción.
«Estas canciones están escritas para recordarme dentro de un tiempo, cuando vuelva a estar mal o a tener un problema, porque la vida siempre es así, lo feliz que uno puede ser»
Canta: «Primera casilla, cara a cara conmigo, preguntándole al espejo quién es Pablo». ¿Ya lo va sabiendo?
Bueno, sigo en la búsqueda (ríe). Hombre, sé lo que soy y lo que no, sé lo que no quiero más en mi vida y sé que quiero disfrutar del proceso y que quiero vivir todo esto de una manera mucho más limpia. Estas canciones están escritas para recordarme dentro de un tiempo, cuando vuelva a estar mal o a tener un problema, porque la vida siempre es así, lo feliz que uno puede ser. Porque es que este disco me recuerda ese sentimiento todo el rato, que los desamores o las tormentas pasadas te dan algo positivo.
De hecho, aunque hay baladones desgarradores made in Alborán, en su single actual, Vámonos de aquí, le canta al desamor de forma positiva.
En esa canción se celebra el ‘oye, lo hemos intentado y nos ha salido mal, pues no pasa nada, pero tenemos que seguir viviendo’. Yo no voy a dejar de querer o de tener relaciones porque esto me haya salido mal. ¿Por qué nos vamos a poner a llorar si se acaba el amor? Yo creo que ese acuerdo es bonito también y hay que celebrar que lo hemos intentado todo y no meternos en el drama absoluto, aunque también hay tiempo para eso.
«No sanas hasta que no te rompes del todo, eso está claro. Hay que romperse del todo para poder sanar»
¿Se puede seguir adelante con las heridas mal curadas?
No sanas hasta que no te rompes del todo, eso está claro. Hay que romperse del todo para poder sanar.
¿Sus letras son todas autobiográficas?
Todas no. Algunas sí, y luego hay otras que tienen pinceladas de cosas que me han pasado y las decoro.
«Estoy en plan disfrutón, pero también con la obsesión de poner en primera línea las baladas y la emoción. Estoy en ese momento de querer realmente ser salvajemente clásico»
En el disco nos encontramos desde baladas que te rompen a temas más para bailar o disfrutar. ¿En qué estado está usted ahora?
Estoy en plan disfrutón, pero también con la obsesión de poner en primera línea las baladas y la emoción. Este disco deja que las canciones tengan su forma, es decir, sus intros, estrofas, puentes, precoros, estribillos, solos de guitarras, solos de instrumentos tocados de verdad… Hay mucha verdad, no solo en mi mensaje, sino en cómo está hecho el disco. Y estoy en ese momento de querer realmente ser salvajemente clásico.

Este disco tiene canciones con sonidos realmente sorprendentes en usted, muy innovadores. ¿Estamos ante su libertad total para crear?
Es que está en mí la locura de querer probar cosas nuevas, de querer innovar, de coger las raíces e investigarlas. En el disco hay una bulería de 10 minutos, hay una salsa, una canción con Luan Santana, que es un artista brasileño que tiene veintitantos años, y luego Ana Belén, Vicente Amigo o Lilas Ikuta, una artista japonesa. Es un disco con los brazos abiertos, eso está claro. Pero eso siempre ha estado mí, a la hora de escribir y de producir siempre me gusta tener el espectro muy amplio. Que puede ser negativo, ¿eh? Mi hermano, que es mi director artístico, me dice dice: ‘tío, me pasas de un country a una balada, a una bulería o a una salsa. Me vas a volver loco, parece que no sabes quién eres’. Pero de repente me comenta: ‘tronco, es que precisamente ese es el fuerte que tienes’. Yo no sé si es un fuerte o no, pero desde luego esa libertad la tengo y la quiero ejercer. Pero siempre con la emoción en primera línea.
«Hay veces que estoy viendo una serie y me veo con el teléfono en mano. Es una pesadilla. El momento que vivimos es complicado para conectar con nosotros y con el arte en general. Todo está amenazado»
Y la reflexión, a la que invita con este disco. ¿Hay demasiado ruido fuera?
Sí. Y me pasa a mí. Hay veces que estoy viendo una serie y me veo con el teléfono en mano. Es una pesadilla. El momento que vivimos es complicado para conectar con nosotros y con el arte en general. Todo está amenazado. Por eso yo creo que, más que nunca, hay que hacer un énfasis muy fuerte en hacer discos para escucharlos, aunque luego la gente escuche lo que quiera. Hay que recuperar un poco el cuidado de la artesanía en los discos, en las películas, en el cine, en las entrevistas, en en la escritura, en la pintura. Porque si no vamos a dejar de prestar atención por completo.
El primer single fue Ckickbait, una canción sobre la fama y las consecuencias que acarrea. ¿Tan harto estaba para lanza un tema así?
Sí (ríe). A ver, no estaba harto, simplemente necesitaba tener un un cubo de basura donde echar todas las opiniones que tengo sobre el clickbait o las fake news, y no solo las que las que dicen y leo sobre mí, sino las que veo en general, porque el mundo entero al final se rige por lo que una pantalla te dice que tienes que creer, y eso me parece muy peligroso y creo además que está condicionando muchísimo la humanización del ser humano. Estamos deshumanizados completamente.
«Necesitaba tener un un cubo de basura donde echar todas las opiniones que tengo sobre el ‘clickbait’ o las ‘fake news’, porque el mundo entero al final se rige por lo que una pantalla te dice que tienes que creer, y eso me parece muy peligroso. Estamos deshumanizados completamente
¿La fama le ha coartado en su vida personal?
A mí me hace mucha gracia (piensa unos instantes)… A ver, no voy a poner la mano en el fuego, pero yo lo hago todo, yo nunca me he privado de nada. Con mi vida personal he hecho lo que he querido. Entro, salgo, voy al cine y voy al mercado de mi barrio, en Málaga y en Madrid. No es verdad que yo no pueda hacer ciertas cosas. Yo hice el otro día un vídeo en la Puerta del Sol y no me reconoció nadie. Yo es que no miento, no tengo necesidad y, si de verdad quisieran saber, lo tendrían muy fácil, porque no oculto nada y nunca lo he hecho. Otra cosa es que no exponga mi vida ni la venda. Pero mi vida es muy normal. Entonces, para mí KM0 no es solo el aprovecharme de poder tener esa libertad, sino recuperar la sensación que uno tenía cuando hace las cosas por primera vez. El no pensar. ‘¿Le gustará al público? ¿No le gustará? ¿Qué dirá la compañía? ¿Qué no dirá la compañía? ¿Hacia dónde tengo que arreglar esta canción ahora?’. No, ha sido todo de una manera impulsiva, he escupido el disco entero como escupí el primero de mi carrera.
Su primera actuación será, y le veremos próximamente, en la serie Respira. ¿Qué tal se le ha dado?
Eso no lo sé, es tendrá que ser quien sea el que decida. Pero yo he dado todo de mí, he estudiado como un loco y lo sigo haciendo, preparándome para lo que viene. Pero ha sido de las experiencias más bonitas de mi vida y he sido más feliz que nunca. Me llamó Antonio Rubial, que es mi representante de interpretación, y me: ‘Pablo, te han llamado a un casting para la segunda temporada de Respira para un papel de médico’. Yo pensaba que eso no me iba a salir bien, pero me preparé, me cogieron y todo el proceso ha sido precioso. He recibido mucho cariño por parte de todo el equipo. Ha habido mucho trabajo, ha sido muy duro, pero me he sentido tan arropado y con un compañerismo tan grande que en la música no he sentido tanto. No por nada, sino porque la música es un proceso más individual, más más solitario, y aquí dependes del otro. Me he sentido como el patio de colegio, en el buen sentido.
«Sí que me fijo en los artistazos que surgen y me vuelven loco. ¡Y veo lo clarísimo que lo tienen todo! Saben posar ante la cámara y hacer música a través de un teléfono. Y es brutal y superpositivo, pero también creo que falta el factor sorpresa»
Viendo los nuevos talentos, ¿cree que podría surgir un nuevo Pablo Alborán?
Cada uno es quien es y es único en todo Y menos mal, que si no sería un aburrimiento todo. Sí que me fijo en los artistazos que surgen y me vuelven loco. ¡Y veo lo clarísimo que lo tienen todo! Saben posar ante la cámara y hacer música a través de un teléfono, tienen todas las herramientas posibles. Yo me adapté al teléfono, pero ellos ya han nacido con eso. Y es brutal y superpositivo. Pero también creo que falta el factor sorpresa, ¿no? Es fundamental que te caigas, que te equivoques, tiene que pasarte para que aprendas de ello.
¿Usted siempre lo tuvo claro?
Yo todos los días dudo de todo. Y todos los días quiero cambiarlo todo y, al día siguiente, vuelvo para atrás. Eso soy yo. Te puede gustar o no, pero es verdad que cambio mucho de opinión. No es que sea volátil, pero igual que opino una cosa, de pronto me doy cuenta de que puedo cambiar de opinión y que me he equivocado en lo que pensaba. Y creo que eso es sano. Y que se tiene que trabajar. Yo nunca lo he tenido tan claro como ahora, también te lo digo. La vida, mi vida. También tengo 36 años, me han pasado muchas cosas, pero me quedan muchas por pasar, muchísimas, y hay que seguir aprendiendo.
«No debería existir una opinión (sobre el conflicto de Gaza). Deberíamos pensar todos lo mismo. No hay una opinión de si existe o no una matanza, porque es algo que está ahí y que estamos viendo todos que es una barbarie. Lo mínimo que podemos hacer para no perder la poca dignidad que nos queda es no quedarnos callados»
¿Qué opina del conflicto de Gaza?
Te voy a decir lo que pienso, y no lo digo por ti, pero que un periodista pregunte la opinión sobre la matanza que está existiendo a niños, en hospitales, etcétera… es aterrador. Porque no debería existir una opinión. Deberíamos pensar todos lo mismo. No hay una opinión de si existe o no una matanza, porque es algo que está ahí y que estamos viendo todos que es una barbarie. Lo mínimo que podemos hacer para no perder la poca dignidad que nos queda es no quedarnos callados. Es que no debemos estar en silencio.

Pablo Alborán
- Cantautor y actor. Málaga. 36 años.
De padre malagueño y madre francesa, desde muy pequeño empezó a dar clases de canto y recibir formación en diversos instrumentos. Comenzó colgando vídeos en YouTube, pero no fue hasta 2010 cuando alcanzaría la fama internacional con ‘Solamente tú’, su primer gran tema. Tiene en el mercado siete discos de estudio, que han sido nominados a varios Premios Grammy. Ha sido ‘coach’ de ‘La Voz’.
Este kilometraje le llevará a una gira mundial.
Estoy preparando una gira brutal. Son 15 años y eso mola mucho, porque tengo repertorio suficiente para hacer un espectáculo dinámico. Que, si vienes a verme y no te gusta lo que hago, voy a hacer todo lo posible por convencerte. Vamos a hacer algo espectacular para que, al menos, te lo pases bien. Voy a volver a poner las canciones en primera línea. En toras giras siempre he metido alguna canción que no conoce nadie pero que a mí me gustaba. Pero en esta gira casi todas serán singles. Tengo ya el repertorio armado.
Mostrar comentarios
Comentarios
20MINUTOS.ES – Cultura